Un compuesto psicodélico que se encuentra en la psilocibina, comúnmente conocido como hongos mágicos, puede ayudar a “abrir” los cerebros de las personas deprimidas, lo que permite que las regiones del cerebro hablen más libremente entre sí, encuentra un estudio.
La psilocibina es uno de varios psicodélicos que se están explorando como terapia potencial para los trastornos psiquiátricos. Varios estudios han probado una forma sintetizada del fármaco para tratar a pacientes con depresión y ansiedad, con resultados prometedores.
Un equipo del Centro de Investigación Psicodélica del Imperial College de Londres cree haber desentrañado cómo la psilocibina ejerce sus efectos terapéuticos en el cerebro.
Los nuevos resultados, tomados de dos estudios combinados que incluyeron a unos 60 adultos, revelan que las personas que respondieron a la terapia asistida por psilocibina mostraron una mayor conectividad cerebral no solo durante el tratamiento, sino hasta tres semanas después.
Este efecto de “apertura” se asoció con mejoras autoinformadas en su depresión.
Sin embargo, no se observaron cambios similares en la conectividad cerebral en los tratados con un antidepresivo convencional (llamado escitalopram), lo que sugiere que el psicodélico funciona de manera diferente en el tratamiento de la depresión.
Según el equipo, los hallazgos, publicados en la revista Nature Medicine, son un avance prometedor para la terapia con psilocibina, con efectos replicados en dos estudios.
Explican que los patrones de actividad cerebral en la depresión pueden volverse rígidos y restringidos, y que la psilocibina podría potencialmente ayudar al cerebro a salir de esta rutina de una manera que las terapias tradicionales no pueden.
“El efecto observado con la psilocibina es consistente en dos estudios, relacionados con la mejora de las personas, y no se observó con un antidepresivo convencional”, dijo el profesor Robin Carhart-Harris, de la Universidad de California en San Francisco.
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