EEUU permite regreso de algunos inmigrantes deportados

Podrán volver

La mexicana Alejandra Juárez vivió dos décadas en Estados Unidos, se casó con un veterano de la guerra de Irak y tuvo dos hijas. Pero nada de eso la ayudó a evitar la deportación en 2018, durante la presidencia de Donald Trump. Después de haber pasado tres años en Mérida, ha podido regresar legalmente a Florida.

“No me lo creía, ahora ya lo absorbí, es cierto, pasó y estoy aquí, no es un sueño”, expresó Juárez, de 42 años, que fue deportada tras haber ingresado ilegalmente al país en 1998.

Inmigrantes que fueron deportados bajo la administración de tolerancia cero de Trump y vivieron en sus países de origen durante años han podido regresar a Estados Unidos en los últimos meses gracias a políticas más receptivas hacia los extranjeros por parte del presidente Joe Biden.

El gobierno demócrata ha permitido que vuelvan un puñado de activistas, jóvenes estudiantes, veteranos de guerra y padres y madres cuyos casos de deportación tuvieron resonancia o fueron denunciados por grupos o comunidades.

Aún así, el regreso de la mayoría no tiene carácter definitivo: llegan con un permiso humanitario temporal -a veces de sólo un año- que no les asegura la permanencia en territorio estadounidense.

Se trata más bien del análisis individual de algunas personas que solicitaron volver y de un programa establecido por Biden para permitir el regreso de veteranos de guerra que fueron deportados.

Tampoco respondieron por qué se les otorga un permiso humanitario de sólo un año, ni consultas sobre casos específicos de migrantes retornados tras la deportación.

Juárez regresó a su casa de Davenport, en las afueras de Orlando, en mayo de 2021 con la ayuda de una abogada que vio una ventana de oportunidad en las políticas más flexibles de Biden.

Su caso era notorio porque en 2019 apareció en el documental de Neftlix “Living Undocumented”, sobre los inmigrantes que viven sin permiso en Estados Unidos.

La mexicana llegó a Estados Unidos en 1998 escapando de la violencia en su país.

Recién lo supo en 2013 cuando un policía la hizo detener en una parada de tráfico y vio que tenía una orden de deportación.

En México su hija menor, Estela, la acompañó hasta que llegó la pandemia de coronavirus, cuando regresó a Estados Unidos con su hermana Pamela, de 20 años, y su papá, Cueuhtemoc “Temo” Juárez, de 45. Todos son estadounidenses, menos Juárez.

Claudio Rojas es otro de los que pudo regresar a Estados Unidos.

Pudo regresar porque su abogada solicitó una visa humanitaria al gobierno estadounidense y éste se la concedió.

El argentino -que llegó por primera vez a Estados Unidos en el 2000 con una visa de turista que expiró poco después- es conocido porque inició una huelga de hambre durante su detención en 2012.

Ahora pelea por quedarse en Estados Unidos ya que su visa humanitaria dura sólo un año.

Poder regresar a Estados Unidos tras ser deportado no es algo nuevo, aunque activistas han solicitado al gobierno de Biden la creación de una oficina en Washington que revise los casos de personas expulsadas alegando que merecen regresar porque fueron deportadas injustamente.

La mexicana de 55 años fue deportada hace más de una década y podría haberse beneficiado de la misma visa humanitaria que Rojas y Juárez pero decidió no hacerlo.

Un grupo sin ánimo de lucro la llamó y se la ofreció a fines de 2021, pero Varona aseguró que no puede regresar a Estados Unidos sólo por un año, sin permiso de trabajo y dejando en México al resto de las madres deportadas a las que ayuda a través de la organización que fundó en Tijuana, llamada Dreamer Moms.

Después de vivir poco más de un año en Guadalajara a raíz de su deportación, el joven de 26 años obtuvo una autorización humanitaria de un año y regresó en agosto de 2021 con la ayuda de activistas que apoyan a inmigrantes en Chicago y que lograron también regresar a otro hombre y a una familia de cuatro, todos mexicanos.

López llegó a Estados Unidos a los nueve años junto a su familia, con visa de turista, pero se quedaron más tiempo del autorizado.

En Chicago, López había dejado a sus padres, su hermano y su abuela.

Al igual que él, Juárez está feliz de haber vuelto.

“Estoy agradecida de haber regresado, pero hubiera querido que fuera permanente”, explicó Juárez.

¡Comparte!

You must be logged in to post a comment Login