Si el festival de Woodstock, en agosto de 1969, representó la paz y el idealismo hippie, el concierto de Altamont de los Rolling Stones, liquidó los supuestos ideales de esa generación y detonó una intensa carga de violencia y crimen en el corazón de los Estados Unidos. Entre uno y otro evento habían pasado sólo cuatro meses.
El 6 de diciembre de 1969, unas 350 mil personas se reunieron en el Altamont Speedway de Tracy, en California, para ver a los Rolling Stones dar un concierto gratuito que se consideró como el “Woodstock West”.
Se suponía que iba a ser el cierre triunfal para la banda ese año, tras su exitosa gira por Estados Unidos. Sin embargo, el recital se vio empañado por los enfrentamientos entre los Hells Angels, los temibles motoqueros que fueron contratados por los Stones para la seguridad. y el público. Eso se sumó a la falta de organización y a un elevado consumo de drogas alucinógenas. En esa friolera nada podía terminar bien.
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