Donald Trump dijo el domingo que Estados Unidos tendrá el control de U.S. Steel como parte de la asociación de la empresa con la compañía japonesa Nippon Steel.
Como parte del acuerdo anunciado el viernes, Nippon Steel planea invertir 14.000 millones de dólares en las operaciones de U.S. Steel, incluidos hasta 4.000 millones en una nueva acería. Trump dijo el viernes que la fusión crearía 70.000 puestos de trabajo.
Presionado por más detalles del acuerdo, Trump el domingo: “Estará controlado por Estados Unidos, de lo contrario no aceptaría el acuerdo”.
US Steel fue en su momento un símbolo del poderío industrial estadounidense, cuando era la empresa más valiosa del mundo y la primera en alcanzar los US$ 1.000 millones, poco después de su creación en 1901. También fue crucial para la economía estadounidense y para los automóviles, electrodomésticos, puentes y rascacielos que indicaban tangiblemente esa fortaleza.
Sin embargo, ha sufrido décadas de declive desde su apogeo tras la Segunda Guerra Mundial. Ya ni siquiera es el mayor productor de acero de EE.UU. y es un empleador relativamente menor, con 14.000 empleados en el país, 11.000 de ellos miembros del sindicato United Steel Workers. No obstante, sigue siendo una empresa que los políticos que hablan de la grandeza estadounidense no quieren ver en manos extranjeras, especialmente en el políticamente importante estado de Pensilvania.
El acuerdo había generado una fuerte oposición por parte del sindicato, que expresó su preocupación de que Nippon no mantuviera un compromiso a largo plazo con las plantas sindicalizadas restantes.
En un comunicado de prensa el jueves, el sindicato United Steel Workers (USW) dijo que permitir la venta de US Steel a Nippon sería “un desastre para los trabajadores siderúrgicos estadounidenses, nuestra seguridad nacional y el futuro de la manufactura estadounidense”.
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